Con tu bioempresa montada, es posible que lo que estés protegiendo con más celo sea tu propiedad intelectual a través de patentes. Y sí, se trata de algo muy importante (básico, incluso), pero no es lo único que deberías tener en cuenta: una empresa biotecnológica es un ente bastante delicado que necesita muchos cuidados para tener oportunidad de alcanzar el éxito. ¿Por dónde empezar?
El primer paso para empezar a proteger tu bioempresa de forma efectiva es precisamente ese, el de preguntarse por dónde empezar y otras muchas cosas: ¿cuáles son las amenazas a las que me enfrento? ¿es probable que estan ocurran? ¿cuáles serían las consecuencias? Para este análisis es útil también identificar empresas similares a la tuya (en tamaño, modelo de negocio, etc) y echarle un ojo a sus informes anuales de riesgos si tienes acceso a ellos.
Otra de las decisiones que debes tomar en este momento es la de si contratar alguna asesoría de riesgos: puede parecer un gasto superfluo, pero ellos analizarán de forma profesional y externa tu bioempresa e identificarán los riesgos a los que te enfrentas (y aconsejarán soluciones). Si finalmente te decides por hacer algo así, tendrás también que informarte bien antes de decidir a quién contratas: habla con expertos en seguridad, pregunta a otros bioemprendedores sus experiencias, etc.
La asesoría te aconsejará en detalle, pero hay dos aspectos básicos que debes tener en cuenta para la protección de tu bioempresa: los aspectos no-humanos y los humanos.
- No-humanos. Se refiere, como su nombre indica, a todo lo que no son personas. Hablamos del material, del laboratorio, de la tecnología... De quien hay que protegerlos es de los humanos, para lo que lo más sencillo es establecer algún método de control de acceso al edificio.
- Humanos. Tus empleados son personas, y como tal es normal que puedan surgir roces entre ellos o que su estado de ánimo influya en su trabajo. Hay cosas que no podrás evitar, pero intentar crear un buen ambiente en el que todo el mundo se sienta cómodo es parte de tu labor y, aunque parezca una tontería, es mucho más importante de lo que a priori nos parece.
¿Ya sabes por dónde empezar? ¡Te deseamos mucha suerte!
Vía | Nature
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