La seda es uno de esos hilos que han sido venerados a lo largo de la historia, y se calcula que su producción comenzó en China hace unos 6.000 años. Y aunque en esos seis milenios el proceso seguido para pasar del capullo de los gusanos a la seda se ha ido puliendo y perfeccionando, lo cierto es que en lo básico todo continúa igual. Uno de los grandes obstáculos para una producción mayor es que los gusanos de seda salvajes no podían ser utilizados... hasta ahora.
El problema de las muchas variedades de gusanos de seda salvajes es que sus capullos son mucho más difíciles de “desenredar” para lograr un hilo, por lo que hasta ahora se había prescindido de ellos para la producción industrial de la seda. No obstante, un estudio llevado a cabo por investigadores de Inglaterra y Kenia publicado en la revista Biomacromolecules asegura haber dado con una solución.
Tras probar distintos métodos, han dado con la forma de retirar la capa mineral que rodea los capullos de los gusanos de seda salvajes, mediante una solución ácida que cumplía los requisitos buscados: eliminar esa capa mineral sin dañar la seda, un tejido muy valorado y demandado desde la industria de la moda.
¿Cuál es el valor real de este estudio? Muy sencillo: abre la puerta a la producción de seda en cualquier parte del mundo, una producción que de momento estaba limitada a China y otros países asiáticos especializados en la producción de seda. Sus gusanos habían sido domesticados a lo largo de los siglos para producir una seda fácil de desenredar y teñir. Los gusanos de seda salvajes están más cerca de entrar también en esa rueda.
Vía | New York Times
Foto | Tom Thai
No hay comentarios:
Publicar un comentario