La idea de negocio tradicional no sirve en las bioempresas. Foto: David Drexler |
Aunque ya sabemos que el perfil mayoritario de las personas bioemprendedoras peca de tener demasiados conocimientos científicos y pocos empresariales, es importante no caer en el error contrario: saber demasiado de negocios y poco de ciencia o del sector biotecnológico en sí tampoco es aconsejable. Una bioempresa tiene bastantes particularidades que la separan de cualquier otra iniciativa empresarial. Una bioempresa no es un negocio cualquiera.
La característica principal que separa a las empresas biotecnológicas del resto es el peso primordial que tiene en ellas la Investigación y Desarrollo (I+D). Explícale a un empresario tradicional que el I+D es más importante que el marketing o incluso las ventas. Las bioempresas son distintas.
Por supuesto, al no poner tanto énfasis en las ventas, los beneficios de los bionegocios suelen hacerse esperar, por lo que la figura de un inversor (o varios, si es posible) que apoye la iniciativa sabiendo que tan solo puede esperar beneficios a largo plazo es también clave para mantener el negocio a flote.
Otra característica de la mayor parte las bioempresas es que pocas veces tienen contacto directo con el cliente final, sino que sus clientes son a su vez otras empresas más grandes a las que proporcionan soluciones innovadoras para sus productos y negocios.
Por eso es también básico realizar una tarea de investigación exhaustiva antes de iniciar cualquier actividad para identificar oportunidades de negocio o necesidades no cubiertas. Muchas veces será la industria en cuestión la que encargue una determinada investigación, teniendo así, por lo menos, un riesgo de mercado menor.
¿Cómo aprender a identificar estas oportunidades? ¿Cómo saber la mejor forma de medir los tiempos en una bioempresa? En Biotraining aprenderás todo esto y mucho más (y sí, ¡aún está abierta la inscripción!).
Vía | Chilecientífico
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